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sábado, 28 de abril de 2012


SOLEDAD DISTÓPICA.

APROPOSITO DEL PLAN DE DESRROLLO MUNICIPAL Y EL POT…

La enciclopedia libre, Wikipedia define una distopía como “una utopía perversa, donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal, y se usa principalmente para hacer referencia a una sociedad ficticia,  frecuentemente emplazada en el futuro cercano, donde las consecuencias de la manipulación y el adoctrinamiento masivo generalmente a cargo de un Estado autoritario o totalitario llevan al control absoluto, condicionamiento o exterminio de sus miembros bajo una fachada de benevolencia”(sic). Tal acontece con nuestra Ciudad Soledad, en lo que tiene que ver con la Prospectiva diseñada en el Plan de Ordenamiento Territorial, formulado y adoptado mediante el acuerdo 004 del 19 de Enero de 2002, en la administración del ex Alcalde Alfredo Arraut Varelo, documento éste que ha permanecido completamente cerrado y totalmente abandonado, en doce años exactos de su adopción como brújula de orientación para convertirnos en una ciudad viable, competitiva y sostenible, muy a pesar de que su vigencia se proyectó hasta el año 2009, se contrato en el año 2007 su revisión y ajuste con el Consorcio asesor, Intervial, gerenciado por el Ingeniero Bernardo Montes, que a la vez subcontrato en una segunda instancia con la Sociedad Colombiana de Arquitectos, Regional Atlántico, direccionada por el Arquitecto Alfredo Reyes Rojas y su equipo de trabajo en cabeza del Arquitecto León Fernández. Seguimos a la espera tres años más tarde, de los “nuevos derroteros urbanos” que facilitarían el fortalecimiento esperado de nuestro POT, no entendemos el porqué y la razón fundamental por lo que no han sido entregado los nuevos argumentos que nos permitan comenzar a dar los primeros pasos de recuperación de la Ciudad. Aún así nos encontramos inmersos en sus contenidos desfasados de inicio, sin ninguna claridad y compromiso para el encendido colectivo de la dinámica esperada en su formulación adoptada, que nos definía un accionar que lo exige el Acuerdo aprobado, al señalar contundentemente el fomento de la participación comunitaria en los procesos de ejecución de los planes de desarrollo y ordenamiento territorial.

¿Por qué no han funcionado los diversos Planes de desarrollo desde la implementación de la Ley orgánica 152 de 1994 en nuestra Ciudad, conjuntamente con el Plan de Ordenamiento Territorial y sus ajuste correspondientes desde la implementación de la ley 388 de 1997?

En primer lugar hemos persistido en el mismo error metodológico de la elaboración, mediante la convocatoria abierta etérea y sin direccionamiento que hace la Secretaría de Planeación a la comunidad, organizaciones civiles, y gremios tanto económicos como de profesionales en todas sus áreas, sin ningún tema en específico en sus componentes a tratar y parte integral del mismo, como bien lo señala la ley orgánica señalada anteriormente.

Segundo, la inexistencia de foros completamente abiertos y barriales relacionados con la temática a desarrollar, como el programa de gobierno inscrito por el burgomaestre, el Plan de desarrollo Nacional, Departamental y metropolitano, presupuesto fiscal del Municipio aprobado para la vigencia correspondiente, y los proyectos formulados en el Plan de Ordenamiento Territorial, todo esto para sensibilización en conocimientos de los participantes antes de la mesas de concertación, con el fin único de volver operativas y con asistencia masiva los espacios de encuentro, de dialogo y  de opinión, evitando así la famosa lluvias de ideas sin argumentos ni sustentos en la parte de política social, ambiental, económica, urbana y técnica, contenidas en las diversas leyes que le son afines.

Tercero, el Documento final debe ser el fruto de un consenso, obtenido en la dinámica del dialogo participativo, y no el resultado de una decisión particular egoísta, emitida en última instancia por los consultores contratados como técnicos llenos de conocimiento y teorías urbanas, que finalmente diseñan la forma definitiva de la  presentación y ejecución final del documento rector para el desarrollo del Municipio,  durante sus próximos cuatro años de gobierno democrático.

El libre albedrio de los actores de gobierno del desarrollo Municipal en todos sus momentos desde la elección popular de Alcaldes, nos han heredado la anti ciudad que hoy tenemos y disputamos como aves de rapiña, destrozándola sin ninguna contemplación en todos sus aspectos de recuperación, formulado en sus objetivos específicos planteados en el POT, casos particulares, los territorios señalados como las áreas de cesión familiar Muvdi en los cuales se proponen un parque recreativo Regional y el vivero Municipal  frente a la escuela de policía Antonio Nariño, el corredor verde diseñado en las laderas del canal interceptor con una longitud de 2100 metros lineales, el proyecto del polideportivo o escenario múltiple aledaño al parque didáctico del Transito Departamental, el Parque Ecológico para la recuperación del basurero la concepción, de igual forma el parque metropolitano alrededor de la gran Central de Abastos, como el parque Municipal propuesto en las antiguas instalaciones del matadero Ingral, y finalmente el parque tecnológico y Jardín Botánico en las riberas del rio y puerto alterno, para el incremento del espacio público como eje estructurante de la Ciudad, para proveerla con áreas libres acorde con los estimado mundiales por metro cuadrado (M2) por habitante. Ninguno de éstas propuestas formuladas vieron la luz del día por la inoperancia e ineficacia de éstos actores electos para la conducción de la ciudad, la distopía fue totalmente efectiva, y seguimos la marcha sin antorchas en el triangulo de la imprecisión, que nos cuesta tanto y nos convierte en Ciudadanos deformes para la poética de la ciudad soñada, impuesta a punta de barbarismos inagotables y perversos.

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