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jueves, 24 de abril de 2014

La “soledad” de Soledad

Ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Manizales, Pereira, Pasto, Cartagena, Santa Marta, Montería, Cúcuta, Ibagué, Neiva, Popayán, Rio Hacha, Sogamoso, Tunja, Valledupar, Villavicencio, e incluso hasta la población afro descendiente de Guachené en el Cauca, con una población aproximada de veinte mil habitantes en su centro urbano y el conflicto armado que azota al País a sus espaldas, tienen sus ciudades hermanas, que con cierto grado de solidaridad expresado en los convenios firmados, han hecho posibles iniciativas, estudios y proyectos de desarrollo Humano, Urbano, Ambiental, tecnológicos, de telecomunicaciones y económicos, direccionados todos, al mejoramiento sustancial de la calidad de vida de la ciudadanía y su entorno mediato e inmediato. Este concepto de la relación de hermandad surge en Europa al término de la segunda guerra mundial como una forma de aportar lazos mayores  de unión y de promover proyectos en beneficio mutuo entre las ciudades que devastó el insuceso bélico.

Somos la soledad solitaria y quijotesca del nuevo milenio, que devora y aplasta calladamente, todo lo que se le cruce en su camino con un afán desmedido y letal, cuya situación es ocasionada por sus guías irracionales de gobierno local en la marcha desequilibrada de sus habitantes, caminamos en esta globalidad en forma aislada, aunque parezca paradójico, teniendo todas las herramientas que no queremos ver ó que no nos dejan ver, esperando que nos solucionen de forma urgente los problemas más sentidos de la ciudad desde la centralidad gubernamental, sugiriendo documentos Conpes imaginarios y un sinnúmero de propuestas soñadoras, para saldar deudas producidas  por el olvido Estatal y la violencia armada que désde hace más de 60 años no nos deja vivir en paz.

Temas de trascendentales importancias y realidades ejecutadas en los convenios previstos de hermandad realizados en común acuerdo entre ciudades, tienen que ver con la Educación, la Cultura, la salud, lo urbano, lo económico, lo productivo, el turismo, lo tecnológico, lo creativo, la niñez, lo ambiental, lo científico, y muchos aspectos más. Es lo predominante en este intercambio de voluntades para el desarrollo sostenible y equilibrado de la sociedad urbana, que han hecho de algunas ciudades en el plano local e internacional, obtener en forma acertada la palanca o el apoyo de la que hablaba Arquímedes en su máxima filosófica  para mover al mundo, en beneficio de la vida como derecho fundamental.
    
En algunas ciudades este tipo de alianzas o convenios de hermandad, los resultados han sido más positivos que negativos, todo se subordina a la dinámica de gestión de cada ciudad interesada en el desarrollo equilibrado de su comunidad segregada, más la participación activa y efectiva sin tapujos de sus ciudadanos ejemplares y triviales en su gobernanza. Recientemente Medellín a través de su agencia de cooperación e inversión del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, realizo convenios de hermandad con las ciudades de Zaragoza (España) y Valparaíso (Chile) en donde la planificación estratégica de la ciudad Española es el asunto principal del acuerdo. Con la ciudad Chilena se convino trabajar en el turismo y la música popular Argentina del tango, son los objetivos centrales a desarrollar en el pacto de hermandad alcanzado entre las dos ciudades. Pero más sorprendente aún es el acuerdo logrado por una población aislada del Departamento del Cauca, conocida con el nombre de Guachené, con la ciudad de la Habana (Cuba) en materia de Educación Superior para la profesionalización de sus habitantes de escasos recursos, formación necesaria ante la inexistencia de centros de educación superior en la localidad, que les servirá en un futuro para el desarrollo de la ciudad y sus gentes.

¿Por qué si la ciudad de Lyon (Francia) quiere acompañar a los Antioqueños en su estrategia para mejorar la movilidad de su ciudad estudiando los sistemas multimodales de trenes, tranvías, funiculares, bicicletas públicas y paseos peatonales  estando del otro lado charco (Mar), Soledad con un mayor problema en su movilidad, entierra la cabeza como el avestruz para aislarse de la solución requerida que la tiene a 701 kilómetros de distancia y que el mundo reconoce con mucho respeto y admiración?
¿A qué se debe que  los Costarricenses quieran aprender de los PUI (Proyectos Urbanos Integrales) para mejorar sus zonas urbanas deprimidas, encontrándose al igual que Lyon, a una larga distancia en kilómetros de recorrido (América Central). Y Soledad insiste en ampliar el caos urbano de la ciudad integrando las aéreas rurales a las áreas urbanas,  desconociendo las experiencias positivas de la ciudad de Medellín en materia de redensificación urbana, mejoramiento integral de barrios  y ampliación del espacio público para lograr una ciudad compacta más humana?

Uno no entiende como una ciudad que recientemente acaba de ser declarada la “ciudad más innovadora del mundo” por encima de Tel aviv (Israel) y New york (EEUU) busca ampliar sus conocimientos en proyectos rurales de consolidación económica que se han construido en San José de Costa Rica en Ecoturismo y aplicarlos en sus corregimientos, Soledad persiste en ignorar sus caños al igual que su plan parcial para la ribera occidental del rio Magdalena y la recuperación de los cuerpos de agua, contemplado en el POT Municipal que nos rige desde el 2002.

Los logros obtenidos por algunas ciudades Colombianas en esto de los acuerdos de hermandad establecidos, siguen mejorando en grado sumo lo caótico de su trama urbana y transformando comportamientos no sociables generadores de violencia y criminalidad, mientras en Soledad nos cubren a la fuerza con el manto de la ignorancia y la desfachatez, apoyada enormemente en el interés particular y la terquedad de no ver lo que tenemos tan cerca como prácticas exitosas de reconocimiento mundial. 

El sucesivo e incontrolable encierro de la indiferencia con lo local y lo global, más la constante violación incestuosa de la ciudad en su parte política, social, económica, ambiental y cultural, por algunos malos “padres” e “hijos” irresponsables, como  ejecutores de las políticas públicas implementadas, nos han configurado una imagen aparente de ciudad desastrosa, inviable y caótica. Sufrimos del complejo de Edipo, pero gozamos como nadie en este universo de vida y movimiento, de la voracidad caníbal de los cíclopes del infortunio y de la desesperanza, que nos “ayudan avanzar a paso de cangrejo” en éste sendero rupestre de complejidad sin límites y de destrucción paulatina sin dolor de nuestro territorio, consumiéndonos en la más completa soledad de vida de los aconteceres de un mundo que se desplaza a pasos agigantados en la construcción de un “nuevo” espíritu solidario y convergente. Somos autistas desafortunadamente en la familia ostentosa de las ciudades locales y mundiales, en otras palabras, los grandes masoquistas del auto flagelo indiscriminado. Nos condenamos a mirar cómo cambian nuestros conglomerados hermanos nacionales e internacionales, sin hacer el mínimo intento de esfuerzo por seguir sus pasos o de emularlos sanamente, y lo que es peor no nos apoyamos como hermanos de las ciudades más próximas como Barranquilla, Santa Marta y Cartagena,  para salir del marasmo que nos carcome y nos define como la anti ciudad del escándalo.      




Un centro histórico que duerme el sueño de Job por el desgreño administrativo como pilar de “desarrollo”, esperando pacientemente que se haga efectiva la realización urgente de su plan parcial de su recuperación contemplada en el POT




Mientras en Medellín se plantea el ecoturismo como recuperación de sus cuerpos de agua, en Soledad los contaminamos y en cada invierno se invierten aportes fiscales que no solucionan el problema ambiental
                
            

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