La “soledad” de Soledad
Ciudades como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla,
Bucaramanga, Manizales, Pereira, Pasto, Cartagena, Santa Marta, Montería, Cúcuta,
Ibagué, Neiva, Popayán, Rio Hacha, Sogamoso, Tunja, Valledupar, Villavicencio, e
incluso hasta la población afro descendiente de Guachené en el Cauca, con una
población aproximada de veinte mil habitantes en su centro urbano y el
conflicto armado que azota al País a sus espaldas, tienen sus ciudades hermanas,
que con cierto grado de solidaridad expresado en los convenios firmados, han
hecho posibles iniciativas, estudios y proyectos de desarrollo Humano, Urbano,
Ambiental, tecnológicos, de telecomunicaciones y económicos, direccionados
todos, al mejoramiento sustancial de la calidad de vida de la ciudadanía y su
entorno mediato e inmediato. Este concepto de la relación de hermandad surge en
Europa al término de la segunda guerra mundial como una forma de aportar lazos
mayores de unión y de promover proyectos
en beneficio mutuo entre las ciudades que devastó el insuceso bélico.
Somos la soledad solitaria y quijotesca del nuevo milenio, que
devora y aplasta calladamente, todo lo que se le cruce en su camino con un afán
desmedido y letal, cuya situación es ocasionada por sus guías irracionales de
gobierno local en la marcha desequilibrada de sus habitantes, caminamos en esta
globalidad en forma aislada, aunque parezca paradójico, teniendo todas las herramientas
que no queremos ver ó que no nos dejan ver, esperando que nos solucionen de
forma urgente los problemas más sentidos de la ciudad desde la centralidad
gubernamental, sugiriendo documentos Conpes imaginarios y un sinnúmero de
propuestas soñadoras, para saldar deudas producidas por el olvido Estatal y la violencia armada
que désde hace más de 60 años no nos deja vivir en paz.
Temas de trascendentales importancias y realidades ejecutadas
en los convenios previstos de hermandad realizados en común acuerdo entre
ciudades, tienen que ver con la Educación, la Cultura, la salud, lo urbano, lo
económico, lo productivo, el turismo, lo tecnológico, lo creativo, la niñez, lo
ambiental, lo científico, y muchos aspectos más. Es lo predominante en este
intercambio de voluntades para el desarrollo sostenible y equilibrado de la
sociedad urbana, que han hecho de algunas ciudades en el plano local e
internacional, obtener en forma acertada la palanca o el apoyo de la que
hablaba Arquímedes en su máxima filosófica para mover al mundo, en beneficio de la vida
como derecho fundamental.
En algunas ciudades este tipo de alianzas o convenios de
hermandad, los resultados han sido más positivos que negativos, todo se
subordina a la dinámica de gestión de cada ciudad interesada en el desarrollo
equilibrado de su comunidad segregada, más la participación activa y efectiva sin
tapujos de sus ciudadanos ejemplares y triviales en su gobernanza. Recientemente
Medellín a través de su agencia de cooperación e inversión del Área Metropolitana
del Valle de Aburrá, realizo convenios de hermandad con las ciudades de
Zaragoza (España) y Valparaíso (Chile) en donde la planificación estratégica de
la ciudad Española es el asunto principal del acuerdo. Con la ciudad Chilena se
convino trabajar en el turismo y la música popular Argentina del tango, son los
objetivos centrales a desarrollar en el pacto de hermandad alcanzado entre las
dos ciudades. Pero más sorprendente aún es el acuerdo logrado por una población
aislada del Departamento del Cauca, conocida con el nombre de Guachené, con la
ciudad de la Habana (Cuba) en materia de Educación Superior para la
profesionalización de sus habitantes de escasos recursos, formación necesaria
ante la inexistencia de centros de educación superior en la localidad, que les
servirá en un futuro para el desarrollo de la ciudad y sus gentes.
¿Por qué si la ciudad de Lyon (Francia) quiere acompañar a
los Antioqueños en su estrategia para mejorar la movilidad de su ciudad
estudiando los sistemas multimodales de trenes, tranvías, funiculares,
bicicletas públicas y paseos peatonales estando
del otro lado charco (Mar), Soledad con un mayor problema en su movilidad, entierra
la cabeza como el avestruz para aislarse de la solución requerida que la tiene
a 701 kilómetros de distancia y que el mundo reconoce con mucho respeto y
admiración?
¿A qué se debe que los
Costarricenses quieran aprender de los PUI (Proyectos Urbanos Integrales) para
mejorar sus zonas urbanas deprimidas, encontrándose al igual que Lyon, a una
larga distancia en kilómetros de recorrido (América Central). Y Soledad insiste
en ampliar el caos urbano de la ciudad integrando las aéreas rurales a las
áreas urbanas, desconociendo las experiencias
positivas de la ciudad de Medellín en materia de redensificación urbana,
mejoramiento integral de barrios y
ampliación del espacio público para lograr una ciudad compacta más humana?
Uno no entiende como una ciudad que recientemente acaba de
ser declarada la “ciudad más innovadora del mundo” por encima de Tel aviv
(Israel) y New york (EEUU) busca ampliar sus conocimientos en proyectos rurales
de consolidación económica que se han construido en San José de Costa Rica en
Ecoturismo y aplicarlos en sus corregimientos, Soledad persiste en ignorar sus
caños al igual que su plan parcial para la ribera occidental del rio Magdalena
y la recuperación de los cuerpos de agua, contemplado en el POT Municipal que
nos rige desde el 2002.
Los logros obtenidos por algunas ciudades Colombianas en esto
de los acuerdos de hermandad establecidos, siguen mejorando en grado sumo lo
caótico de su trama urbana y transformando comportamientos no sociables
generadores de violencia y criminalidad, mientras en Soledad nos cubren a la
fuerza con el manto de la ignorancia y la desfachatez, apoyada enormemente en
el interés particular y la terquedad de no ver lo que tenemos tan cerca como
prácticas exitosas de reconocimiento mundial.
El sucesivo e incontrolable encierro de la indiferencia con lo local y lo global, más la constante violación incestuosa de la ciudad en su parte política, social, económica, ambiental y cultural, por algunos malos “padres” e “hijos” irresponsables, como ejecutores de las políticas públicas implementadas, nos han configurado una imagen aparente de ciudad desastrosa, inviable y caótica. Sufrimos del complejo de Edipo, pero gozamos como nadie en este universo de vida y movimiento, de la voracidad caníbal de los cíclopes del infortunio y de la desesperanza, que nos “ayudan avanzar a paso de cangrejo” en éste sendero rupestre de complejidad sin límites y de destrucción paulatina sin dolor de nuestro territorio, consumiéndonos en la más completa soledad de vida de los aconteceres de un mundo que se desplaza a pasos agigantados en la construcción de un “nuevo” espíritu solidario y convergente. Somos autistas desafortunadamente en la familia ostentosa de las ciudades locales y mundiales, en otras palabras, los grandes masoquistas del auto flagelo indiscriminado. Nos condenamos a mirar cómo cambian nuestros conglomerados hermanos nacionales e internacionales, sin hacer el mínimo intento de esfuerzo por seguir sus pasos o de emularlos sanamente, y lo que es peor no nos apoyamos como hermanos de las ciudades más próximas como Barranquilla, Santa Marta y Cartagena, para salir del marasmo que nos carcome y nos define como la anti ciudad del escándalo.
Un centro histórico que
duerme el sueño de Job por el desgreño administrativo como pilar de
“desarrollo”, esperando pacientemente que se haga efectiva la realización
urgente de su plan parcial de su recuperación contemplada en el POT
Mientras en Medellín se
plantea el ecoturismo como recuperación de sus cuerpos de agua, en Soledad los
contaminamos y en cada invierno se invierten aportes fiscales que no solucionan
el problema ambiental
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