EL¨NUEVO¨ DISCURSO DEL MÉTODO.
En 1.644 el Filósofo Francés René Descartes publicó los nuevos principios de la
Filosofía Moderna en su ensayo conocido como el Discurso del Método, el cual
defendía la ruptura y la destrucción del viejo Mundo Medieval y la configuración de
otro nuevo, el Mundo de la Edad Moderna, pensamiento éste que revolucionó el
comportamiento del individuo en la manera de ver los aspectos de vida, de su entorno
y la de sus semejantes.
El Mundo y sus partes Urbanas (léase Ciudades) han establecido un nuevo discurso
(Objetivos de Desarrollo del Milenio) y un nuevo método (Ajuste estructural y
Dimensión Social de las Ciudades) para superar las debilidades que afectan nuestro
Desarrollo Humano, han acordado a través de un consenso cumplir unas metas que
son aplicables tanto en un contexto local como global; Colombia, una de esas partes
Urbanas, Junto a 189 Naciones asumieron el ambicioso desafío de realizarlas antes del
2015. Y no son seis partes como se señaló en el Discurso del Método de la
Modernidad para alcanzar las nuevas rutas del desarrollo, sino en ocho partes
consensuadas por las Naciones Unidas, en la que se divide el ¨Nuevo¨ Discurso del
desarrollo Humano: Erradicar la pobreza extrema y el hambre. Lograr la enseñanza
primaria universal. Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la Mujer.
Reducir la mortalidad infantil. Mejorar la salud materna. Combatir el VHI/SIDA y el
paludismo y otras enfermedades. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y
fomentar una Asociación Mundial de las Ciudades para el Desarrollo.
Ya no hay Duda Metódica en el presente discurso y método, de lo que se trata es de
rescatar de la pobreza extrema a 1.300.000.000 millones de personas en el mundo que
sufren hambre y viven en condiciones infrahumanas, de igual forma no tienen
Seguridad Social, están por fuera del Sistema de Salud, tienen restringido su acceso a la
Educación, consumen agua mal tratadas, no poseen instalaciones de saneamiento
básico, mueren por enfermedades como el sida, el dengue y la malaria, muchos niños
mueren antes de llegar a los cinco (5) años y muchas mujeres permanecen agobiadas
por la discriminación de todo tipo.
En nuestro contexto local existe un desequilibrio que tiende a balancearse hacia el
colapso de la Ciudad en su parte social, el 50.1% de sus habitantes se encuentran en
línea de pobreza y el 18.20% se encuentra en línea de indigencia, el Plan de Desarrollo
Nacional 2010 – 2014 Prosperidad para todos, considera necesario sacar de la pobreza
a 2,8 millones de pobres en Colombia en este cuatrienio y reducir la pobreza extrema
por debajo del 10%.
¿Lograran los programas de gobierno de los Candidatos a la Alcaldía de Soledad sacar
de la Pobreza a 197.025 de 275.550 personas y de la Indigencia a 91.591 de 100.100
personas en el cuatrienio 2012 – 2016 como lo sugieren las cifras del Plan Nacional de
Desarrollo y los Objetivos de Desarrollo del Milenio?
Realmente se han perdidos 11 años en la aplicación del objetivo de erradicar la
extrema pobreza y el hambre, nuestras Políticas Públicas han sido inexistente en este
ámbito, lo que ha traído como consecuencia que te tengamos en la Ciudad 44.000
personas viviendo en alto riesgo, un déficit de vivienda que superan las 20.000
unidades, un analfabetismo del 10.2 % equivalentes a 56.100 personas sin saber leer ni
escribir, 25.000 niños por fuera del sistema Educativo, 45.000 personas fuera del
sistema de atención en Salud, sin entrar a considerar la infraestructura vial, recreativa
y ambiental de la ciudad. El discurso que se ha manejado y el método que se aplicado
ha fallado irremediablemente, los actores de gobierno no obedecieron las leyes y las
costumbres de su Ciudad, desconociendo las opiniones de desarrollo más acertadas y
fortaleciendo sus propios deseos antes que el orden de la ciudad. Dudaron de todo y
se cerraron a la ética del buen ¨proceder¨ en la gobernabilidad de la sociedad.
El Método Mundial que ha fracturado el direccionamiento de las Ciudades nos fue
impuesto por el Consenso de Washington y sus políticas, acolitadas por mercaderes
aposentados en la conducción del poder, directrices fundamentadas en la Ciudad
productiva, en la liberación de los mercados y la libre competencia, acompañada
además por la privatización de las Empresas Estatales y de los servicios públicos.
Reformas éstas que aumentaron la desocupación y una mayor precariedad de las
condiciones de vida de la gente, por eso nuestra Ciudad hoy en día es socialmente
peligrosa, caótica y dispersa.
El Pienso luego Existo desde una perspectiva Social y Política, nos señala, que si
tenemos conciencia de nuestra naturaleza imperfecta como sociedad, es porque
sabemos en qué consiste una naturaleza de sociedad perfecta, nos hemos desgastado
en discursos y métodos como cantos de sirenas, placenteros únicamente al oído y a
Ulises en su odisea romántica, que han recreado y divertido a unos pocos, y nos han
heredado la Ciudad que tenemos a cambio de una visión de Sociedad y Ciudad que se
nos aleja mas y mas de nuestros anhelados deseos.
¿Cuántos de esos 500.000.000 millones de habitantes sin hogar denunciados por el informe
global sobre asentamientos humanos de la O.N.U pertenecen a nuestra ciudad Soledad?
¿Cómo logran los gobiernos y sus actores de turno reelegirse seudo democráticamente por los
ciudadanos de la ciudad, manteniendo tanta indiferencia e irresponsabilidad acumulada en
problemas persistentes y transcendentales para nuestro desarrollo como lo son la educación,
salud, vivienda, empleo, ambiente, infraestructura, transporte, movilidad, ciencia, cultura,
desarrollo, crecimiento, disposición de residuos, criminalidad urbana etc. Imprimiéndole a la
ciudad una imagen turbulenta, difusa e inviable?
¿Porque las Leyes desarrolladas por los Legisladores y aprobadas en los debates consensuados
librados internamente en el Congreso de la República, son inaplicables en el territorio
soledense en lo que concierne a la vulnerabilidad de los derechos de las personas con
limitaciones físicas, adultos mayores, mujeres, gestores de cultura, desplazados, jóvenes,
etnias afro descendientes e indígenas?
¿A qué se debe nuestra agresividad sin límites para con la ciudad y sus pocos atributos
urbanos, desarrollando comportamientos intolerantes e insolidarios que nos marcan como
ciudadanos incultos y sin ninguna reserva de ética pública?
Las decisiones políticas mal enfocadas, la sumisión sin escrúpulos y placentera de la Sociedad
Civil, el mercantilismo, el consumo y el excedente de capital en lo productivo y financiero han
diseñado y construido en términos peyorativos la ciudad dispersa que afrontamos y vivimos,
desconociendo por completo los principios fundamentales de la Ley 388 de 1997 (Ley de
Reforma Urbana o de Ordenamiento Territorial) en lo que concierne a la función social y
ecológica de la propiedad, la prevalencia del interés general sobre el particular y la
distribución equitativa de la cargas y beneficios.
Somos el reflejo obligado de una subcultura sin principios ni valores que dominan el ámbito
político y económico de la ciudad, volviéndola asistencialista y mercantilista más no de
derecho, de igual forma antidemocrática, autoritaria, caudillista y excluyente, por eso nuestra
ciudad es una ciudad injusta, peligrosa, fragmentada y dispersa producto de planes y
decisiones inexactas, inconsultas y obsoletas, que nos mantienen en la ignorancia desmedida
de la sin razón, patrocinadas por el afán casi esquizofrénico del poder en manos de insensibles
en la conducción de la gestión urbana.
Desafortunadamente Soledad permanece sujeta al dominio perverso que la aislada de los
foros, conversatorios, talleres, seminarios, simposios, congresos, que tienen como único
interés principal las temáticas que ofrecen soluciones a los problemas urbanos y sociales de
las ciudades, encuentros estos que buscan propósitos de dignidad para la condición humana,
en cumplimiento de sus derechos violentados y cercenados.
El derecho a la ciudad, dentro de esta visión compleja, no debe limitarse a reivindicar
parcialmente los derechos humanos destinados a mejorar sustancialmente las condiciones
reales de existencia en la cual habitamos y convivimos, sino que debe implicar la lucha por los
derechos a incidir también en su producción, desarrollo, gestión, disfrute, y para participar en
la determinación de las políticas públicas que permitan respetarlos, protegerlos y hacerlos
efectivos como bien lo estipula la ley de reforma urbana mencionada con anterioridad.
Por otra parte, el derecho a la ciudad no se refiere a la ciudad como hoy la conocemos, vivimos
y padecemos, sino a la otra ciudad posible, educada y progresista, incluyente en todos los
aspectos de la vida (económicos, sociales, culturales, políticos y espaciales); sustentable y
responsable, trabajadora, alegre, espiritual, democrática, participativa, y finalmente viva y
creativa.
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